En mi recorrido en organizaciones, he visto líderes que me dicen: no me alcanza el tiempo, estoy a full todo el día. Que no respetan agendas, se superponen actividades…y líderes que siempre encuentran espacio para pedidos de sus equipos, una buena conversación de construcción de futuro…
Lo que me despertó mucha curiosidad, es ver que para el mismo rol, un líder era de aquellos que tenían tiempo para lo importante, su agenda siempre tenía huecos libres para temas urgentes o necesarios que le trajera su equipo. Y luego de ser promovido, vino un sucesor que no tenía tiempo para nada, su agenda explotaba, y era muy difícil para su equipo acceder a espacios de calidad con este último líder.
Mismo rol, misma época, podría decirse que mismas circunstancias y contexto.
Lo que descubrí, es que por un lado, había una gran diferencia en su capacidad de hacer foco. Hacer foco en lo importante, lo que implica elegir lo que está alineado con los objetivos y la visión, y dejar a un costado aquello que no está alineado, o que es accesorio. Y esta capacidad, no solo está relacionada con una visión estratégica, sino con la capacidad de decir que no, de renunciar a acciones, “cosas”, “conversaciones” que no agregan valor, o que no tienen tanto impacto cono lo importante que me lleva a conseguir los resultados.
El líder sin tiempo, se movía desde la creencia que “es importante hacer muchas cosas”. Estar siempre ocupado, porque eso era ser eficiente y ser buen líder. Esa creencia, de alguna manera no consciente, lo movía a llenar su agenda y a hasta superponer actividades. Pero de esta forma, no le quedaba tiempo de calidad para su equipo.